David Hume

30.09.2024

David Hume (1711-1776) fue un filósofo, historiador y ensayista escocés, considerado uno de los más importantes representantes del empirismo y el escepticismo filosófico en la historia del pensamiento occidental. Su obra desafió las concepciones tradicionales del conocimiento, la causalidad y la naturaleza humana, proponiendo un enfoque radicalmente empírico y cuestionando las bases de muchas certezas filosóficas. Hume es reconocido por su crítica a la noción de causalidad y su teoría del conocimiento basada en la experiencia sensorial, así como por su profundo análisis de la moral y los sentimientos humanos. Su pensamiento influyó notablemente en filósofos posteriores, como Immanuel Kant, quien reconoció haber sido "despertado de su sueño dogmático" por las ideas de Hume.

Vida y Contexto

David Hume nació en Edimburgo, Escocia, en 1711, en el seno de una familia acomodada. Desde joven mostró un gran interés por la filosofía, la historia y la literatura, y, aunque su familia lo orientó inicialmente hacia una carrera en el derecho, Hume decidió dedicar su vida al estudio de las ideas. A diferencia de otros filósofos de su tiempo, Hume no ocupó cargos académicos formales debido a su escepticismo religioso, que fue visto con recelo en una sociedad marcada por el calvinismo y el cristianismo dogmático.

El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, fue un periodo de expansión del pensamiento racional y de confianza en los avances científicos. Sin embargo, Hume, con su visión escéptica y empirista, puso en duda las capacidades humanas para obtener certezas absolutas sobre el mundo. En este contexto, Hume también fue influido por otros pensadores británicos como John Locke y George Berkeley, quienes abogaban por una concepción empirista del conocimiento, es decir, que todo saber proviene de la experiencia.

Hume vivió gran parte de su vida en Edimburgo y Londres, aunque también pasó algunos años en Francia, donde escribió gran parte de su obra filosófica. Su pensamiento, especialmente en temas religiosos, fue controvertido, y aunque en vida no alcanzó el reconocimiento que esperaba, su influencia se consolidó después de su muerte.

Obras Principales

  • "Tratado de la naturaleza humana" (1739-1740): Esta es su obra más ambiciosa y compleja, en la que desarrolla una teoría sobre la naturaleza del entendimiento humano y la psicología. Hume argumenta que todas nuestras ideas provienen de impresiones sensoriales, es decir, de experiencias inmediatas. Rechaza la noción de ideas innatas y sostiene que la mente humana es, en última instancia, una colección de percepciones. Hume también propone que nuestra creencia en la causalidad no se basa en una conexión necesaria entre los eventos, sino en la costumbre o hábito de ver ciertos eventos suceder juntos repetidamente.
  • "Investigación sobre el entendimiento humano" (1748): Esta obra, una revisión del Tratado, presenta de manera más accesible sus teorías epistemológicas. En ella, Hume plantea su famoso argumento sobre la causalidad: no podemos percibir la relación necesaria entre causa y efecto; solo observamos la conjunción constante de fenómenos, y nuestras creencias sobre la causalidad son producto de la experiencia y el hábito, no de la razón. Esta obra también contiene su crítica a los milagros, argumentando que no hay evidencia suficiente para creer en su existencia, ya que los testimonios sobre ellos no superan el rigor empírico.
  • "Investigación sobre los principios de la moral" (1751): En este texto, Hume examina los fundamentos de la moralidad desde un punto de vista empirista. Rechaza la idea de que la moral provenga de la razón, proponiendo que nuestros juicios morales se basan en los sentimientos y en las respuestas emocionales que experimentamos al contemplar las acciones de los demás. Según Hume, el criterio fundamental para evaluar la moralidad de una acción es su capacidad para promover la felicidad y el bienestar, lo que lo convierte en un precursor del utilitarismo.
  • "Diálogos sobre la religión natural" (publicado póstumamente en 1779): En esta obra, Hume presenta una crítica al deísmo y a los argumentos racionales sobre la existencia de Dios. Utilizando un diálogo entre tres personajes, Hume expone las limitaciones del conocimiento humano para justificar conclusiones definitivas sobre lo divino. A través del personaje de Philo, Hume expresa sus dudas sobre los argumentos teleológicos y cosmológicos tradicionales, subrayando que el mundo no necesariamente sigue un plan racional diseñado por un ser supremo.

Contribuciones filosóficas

  • Teoría del conocimiento y el escepticismo: Hume es conocido por llevar el empirismo a sus últimas consecuencias, destacando que todo el conocimiento humano está basado en la experiencia sensible y que no podemos ir más allá de lo que percibimos. Su escepticismo sobre la causalidad —la idea de que no percibimos directamente las conexiones causales, sino que estas son el resultado de la costumbre— tuvo un profundo impacto en la epistemología. Este planteamiento influyó en Kant, quien buscó una respuesta al escepticismo radical de Hume sobre el conocimiento de las relaciones necesarias.
  • Ética y moral basada en los sentimientos: En su obra sobre moral, Hume sostiene que la moralidad no es cuestión de razón, sino de sentimiento. Los juicios morales no provienen de deducciones racionales, sino de nuestras emociones ante acciones concretas. Esta visión de la moralidad como dependiente de la empatía y la simpatía, y no de la razón, anticipó movimientos filosóficos como el sentimentalismo moral y el utilitarismo.
  • Crítica de la religión: Hume fue uno de los primeros filósofos en cuestionar seriamente la religión desde un punto de vista empirista. En sus Diálogos sobre la religión natural, Hume critica los argumentos tradicionales a favor de la existencia de Dios, señalando que no hay suficiente evidencia empírica para sostener dichas afirmaciones. Su postura influyó en el desarrollo del agnosticismo y en las críticas racionales a la religión en la filosofía moderna.
  • Influencia en la ciencia moderna: Hume tuvo un impacto indirecto en el desarrollo del positivismo y el naturalismo científico, al sostener que todo conocimiento debe basarse en la experiencia observada. Su énfasis en el escepticismo sobre las causas y su crítica a las explicaciones metafísicas influyó en el pensamiento científico, particularmente en la filosofía de la ciencia.

La teoría de la causalidad de David Hume representa una de sus contribuciones filosóficas más influyentes y controvertidas. En términos generales, la causalidad es el principio según el cual un evento (la causa) produce o da lugar a otro evento (el efecto). Este concepto es central en la comprensión de la naturaleza del mundo y en el desarrollo del conocimiento científico. Sin embargo, Hume pone en tela de juicio la capacidad de la razón humana para conocer la relación causal con certeza. Su análisis de la causalidad está profundamente enraizado en su empirismo y su escepticismo, y desafía las nociones tradicionales sobre cómo percibimos y entendemos el mundo.

La Crítica a la Causalidad Tradicional

Antes de Hume, la causalidad era entendida principalmente desde una perspectiva racionalista. Filósofos como Aristóteles y Descartes consideraban que el vínculo entre causa y efecto podía ser comprendido a través de la razón, como una conexión necesaria. En este marco, el mundo operaba de manera predecible y ordenada porque las causas generaban efectos de forma inherente. Hume desafía esta visión. En su obra Investigación sobre el entendimiento humano (1748), expone que, aunque los seres humanos perciben constantemente ciertos eventos siguiendo a otros, no tienen acceso directo a la conexión necesaria entre una causa y su efecto. Para Hume, nuestra idea de causalidad no proviene de una comprensión racional o directa de la naturaleza de los eventos, sino de la costumbre o hábito de observar la conjunción constante de estos eventos en la experiencia.

La teoría humeana de la causalidad se basa en dos aspectos fundamentales:

  1. Impresiones e Ideas: Según Hume, todo conocimiento deriva de dos tipos de experiencias mentales: impresiones (experiencias directas y vívidas, como ver una llama o sentir calor) e ideas (copias menos intensas de impresiones, como la idea de la llama o el calor). Las ideas complejas, como la causalidad, se derivan de la repetición de impresiones sensoriales, pero no de la observación directa de una "necesidad causal" entre los eventos.
  2. Conjunción constante y Hábito: Hume afirma que lo que llamamos causalidad no es más que la observación repetida de la conjunción constante entre dos eventos. Por ejemplo, cuando vemos que al encender una cerilla, esta siempre produce una llama, tendemos a suponer que hay una relación necesaria entre ambos eventos. Sin embargo, lo único que percibimos es que, en el pasado, encender una cerilla siempre ha sido seguido por la aparición de una llama, pero no vemos una conexión causal inherente. La mente humana, debido a la costumbre o hábito, forma la creencia en una relación causal, aunque no tengamos una justificación racional para ello.

Hume identifica tres elementos necesarios para que los seres humanos infieran una relación causal entre dos eventos:

  1. Contigüidad espacial y temporal: La causa y el efecto deben estar próximos en el espacio y en el tiempo. Un evento muy distante o separado del otro no se percibe como relacionado causalmente.
  2. Prioridad temporal: La causa debe preceder temporalmente al efecto. Por ejemplo, encender una cerilla debe ocurrir antes de la aparición de la llama, no después.
  3. Conjunción constante: Siempre que se observe un evento de tipo A, debe seguirle un evento de tipo B de manera repetida y constante. Esta regularidad es lo que lleva a la mente humana a establecer una relación causal entre los dos eventos.

No obstante, incluso cuando se cumplen estos tres requisitos, lo que observamos es una secuencia de eventos y no una conexión necesaria entre ellos. Para Hume, la creencia en la causalidad es una inferencia inductiva basada en la repetición, pero no una verdad racionalmente demostrable.

Además, la teoría de la causalidad de Hume también está estrechamente relacionada con su crítica al razonamiento inductivo. La inducción es el proceso por el cual inferimos leyes generales a partir de observaciones particulares. Por ejemplo, si cada vez que encendemos una cerilla se produce una llama, inferimos que "encender cerillas causa llamas". No obstante, Hume señala que este tipo de razonamiento no es racionalmente justificable. El problema de la inducción es que no podemos estar seguros de que el futuro seguirá el mismo patrón que el pasado. Solo tenemos la costumbre de haber visto una relación repetida entre ciertos eventos en el pasado, pero no hay una base racional para suponer que esa relación se mantendrá en el futuro. La naturaleza podría cambiar, y lo que hoy parece una relación causal estable podría no serlo mañana.

Bibliografía

  • Martínez Gutiérrez, Bernal. Apuntes de filosofía [recurso electrónico], 2016.
  • Ayer, Alfred J. Hume, 1980.
  • Marías, Julián. Historia de la Filosofía (32°a Edición), 1980.


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