De la Teología a la Razón: El Umbral de la Filosofía Moderna

30.09.2024

"La transición de la filosofía medieval, centrada en cuestiones teológicas, a la filosofía moderna, con un enfoque más en el individuo y el conocimiento empírico, marcó un cambio radical en la historia del pensamiento occidental." 

La transición de la filosofía medieval a la moderna supuso un cambio radical en la comprensión del mundo, el ser humano y el saber. La filosofía de la época medieval, enfocada en la reconciliación entre la fe cristiana y la ciencia, dio paso a una perspectiva más humanista, empírica y enfocada en el individuo, marcada por los progresos científicos y el resurgimiento del pensamiento clásico. Esta transformación evidenció la transición de una sociedad teocéntrica a una más antropocéntrica, en la que el ser humano se transformó en el centro de atención.

La Filosofía Medieval: Fe y Razón

En la época medieval, la teología y el intento de conciliar la razón con la fe dominaban el pensamiento filosófico. Filósofos tales como Santo Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino intentaron fusionar la filosofía helénica, en particular la de Platón y Aristóteles, con las doctrinas cristianas.


El escolasticismo, que llegó a su máximo esplendor en los siglos XII y XIII, fue la tendencia filosófica más dominante. Su meta principal consistía en interpretar los dogmas religiosos mediante la lógica. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino sostuvo que la fe y la razón se complementaban, pero que ciertas verdades solo se podían lograr mediante la revelación divina. Este método se fundamentaba en gran parte en la lógica de Aristóteles, que intentaba aclarar las verdades eternas haciendo uso de argumentaciones rigurosas. 

Sin embargo, a finales de la Edad Media, esta fusión entre fe y razón comenzó a desgastarse. El pensamiento escolástico fue criticado por ser demasiado rígido y dependiente de autoridades antiguas.

Renacimiento y el Humanismo: El Redescubrimiento del Ser Humano

Con la aparición del Renacimiento en los siglos XIV y XV, hubo una transformación drástica en la filosofía europea. El humanismo, uno de los enfoques más destacados del Renacimiento, centró su atención en la investigación de los textos clásicos y en la dignidad del ser humano como núcleo del cosmos.

Este periodo también señaló el inicio de un análisis crítico del saber antiguo y la autoridad de la Iglesia. Conforme los filósofos volvían a las ideas clásicas, emergió un renovado interés en temas relacionados con el ser humano, la naturaleza y el saber, que no siempre se alineaban con las enseñanzas cristianas convencionales.

La Ruptura: La Reforma y la Ciencia

Una de las acciones más relevantes en este cambio fue la Reforma Protestante en el siglo XVI, que cuestionaba la autoridad centralizada de la Iglesia Católica. Filósofos y teólogos tales como Martín Lutero y Juan Calvino defendieron un entendimiento más individual de la fe, criticando la intermediación de la Iglesia. Este cisma religioso generó una amplia variedad de ideas y facilitó el surgimiento de nuevas tendencias filosóficas.

Simultáneamente, la revolución en la ciencia, promovida por personalidades como Nicolás Copérnico, Galileo Galilei y Johannes Kepler, cuestionó la cosmovisión escolástica fundamentada en el geocentrismo. La ciencia empezó a buscar explicaciones matemáticas y empíricas para los fenómenos del mundo, poniendo en duda los antiguos modelos filosóficos fundamentados en la fe. Esta transformación, denominada paradigma mecanicista, preparó el camino para un nuevo tipo de pensamiento filosófico que ya no se basaba exclusivamente en la autoridad divina.

La Filosofía Moderna: Descartes y el Racionalismo

La auténtica aparición de la filosofía moderna tiene lugar con René Descartes en el siglo XVII. En su libro Meditaciones Metafísicas, Descartes comienza su reconocida duda metódica, poniendo en duda todo lo que no se pueda probar con total certeza. Esta perspectiva propone una ruptura con el pensamiento medieval, que depositaba su confianza en las autoridades tradicionales.

Con su enunciado "Cogito, ergo sum" (pienso, por lo tanto existo), Descartes sostiene que la única verdad firme es la presencia del yo pensante. Desde este punto inicial, desarrolla un sistema filosófico fundamentado en la utilización única de la razón. Descartes, en colaboración con otros racionalistas como Leibniz y Spinoza, defendió la noción de que se puede alcanzar el conocimiento mediante deducciones lógicas, evitando la necesidad de recurrir a la experiencia sensorial o la revelación divina.

En contraposición, el empirismo, liderado por pensadores como John Locke y David Hume, defendió que todo saber surge de la experiencia. Esta innovadora perspectiva del saber, fundamentada en la percepción del mundo, significó una ruptura con el intelectualismo de la Edad Media y preparó la ruta hacia la Ilustración.

Bibliografía

  • Gilson, Étienne. La Filosofía en la Edad Media. Gredos, 1983.
  • Kenny, Anthony. A New History of Western Philosophy: Medieval Philosophy. Oxford University Press, 2005.
  • Copleston, Frederick. Historia de la Filosofía Medieval. Ariel, 1997.
  • Descartes, René. Meditaciones Metafísicas. Alianza, 2008.
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